lunes, 9 de abril de 2007

Memorias de inercia #2

Hace unos años ocurrió el sismo que devastó las estructuras del hospital materno infantil. Mientras todo Cali se estremecía, yo alcance a sentir el movimiento en una finca cerca del lago Calima. “Pipe”, un amigo, me había invitado a pasar el fin de semana en una cabaña de madera perteneciente a Smurfit Cartón de Colombia. En horas tempranas la estructura de madera se sacudió violentada por el arrebato terrestre. Mis ojos vieron como el techo de madera asentía la fragilidad de de sus columnas. El movimiento no duró más de treinta segundos, pero no pude volver a dormir en toda la noche.


Cabal y Pipe

Memorias de inercia

La memoria es poco generosa cuando me regresa a mi cama, hace muchos años, en el apartamento de Multicentro donde viví catorce años de mi vida, cuando las paredes se sacudían, y yo, con la edad suficiente para entender, pero todavía en una infancia que no me permitía actuar acorde a la situación, fui arrastrado de mi sueño hasta el marco de la puerta por mi padre. Peor aun que el mismo movimiento tectónico, fue ver la imagen de mi vecino robusto, caracterizado por una protuberancia abdominal, desnudo bajo el marco del apartamento de al frente. Doy gracias a que las imágenes son difusas….

Cabal y los terremotos

El temor a los terremotos siempre ha estado presente durante el transcurso de mi vida. Aunque he presenciado pocos sismos, es la latencia de estos la que me saca de mis cabales. Me estremece el solo hecho de saber que en cualquier momento puede ocurrir un temblor, de que puedo colapsar junto a los edificios, saber que si estoy en un punto alto puedo caer, y si me encuentro en la corteza algo me puede aplastar. Me apabulla, me hace sentir inocuo, es un estrago con el que siempre voy a tener que vivir.